El modo más sencillo de separar los residuos es tomar en cuenta las características de los materiales que los constituyen y organizarlos en torno a dos categorías básicas: Húmedos y Secos.

Residuos Húmedos: Son aquellos desechos que no pueden ser recuperados, se compactan y se envían al relleno sanitario.

Se encuentran constituidos por:

  • Desechos  orgánicos: tienen la característica de poder desintegrarse o degradarse rápidamente, por medio de un proceso natural llamado descomposición, tales como restos de comida elaborada, cáscaras de huevo, frutas y verduras crudas, restos de poda, desechos de animales, etc.
  • Y aquellos que por sus características no pueden reciclarse, como los envoltorios de alimentos sucios, elementos de higiene personal, pañales, etc

Residuos Secos: Son aquellos residuos inorgánicos, que pueden ser recuperados para su posterior reciclado. Tienen origen en actividades industriales, o de algún otro proceso no biológico o no natural, incluyen vidrios, nylon, plásticos, papeles, cartón, aluminio, textiles, etc.

Porque de esa manera, facilitamos la posterior clasificación en la planta de separación y tratamiento, permitiendo que se recuperen mayores cantidades de cada material recuperable y disminuyendo en consecuencia los desechos enviados al relleno sanitario.

De esta manera, al separar residuos en nuestros hogares:

  • Dignificamos y facilitamos la labor de los operarios que deben separar nuestros residuos clasificando los materiales recuperables.
  • Disminuimos el consumo de recursos naturales, permitiendo el aprovechamiento de los materiales recuperados en la fabricación de nuevos productos.
  • Con la venta del material recuperado se generan ingresos cuya reinversión en el sistema GIRSU permite optimizar su resultado como servicio a la comunidad.
  • Enviamos menos residuos al Relleno Sanitario prolongamos su vida útil.
  • Reducimos la proliferación de vectores contaminantes, y en consecuencia disminuimos el riesgo de contraer enfermedades.
  • Preservamos el ambiente en que vivimos permitiendo que las generaciones futuras puedan disfrutarlo al igual que nosotros.

La separación en origen implica un cambio de conducta, de hábitos, y fundamentalmente el cambio ético de cada uno de nosotros frente a los residuos que generamos. Es un cambio ético porque implica el reconocimiento por parte de cada uno de la propia responsabilidad por la preservación del ambiente, la salud pública y el gasto público.

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