El aumento de la producción de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) desencadenó un profundo debate respecto de la eliminación adecuada de estos desechos y, específicamente, de los métodos y tecnologías más apropiadas para lograrlo. Se trata de una tarea compleja que debe considerar a los diversos actores involucrados y contemplar las distintas etapas del proceso, desde la generación, pasando por la recolección, transporte y tratamiento, hasta la disposición final de los residuos.

La noción de las 3R propuesta por la Organización de las Naciones Unidas, no sólo permite minimizar la cantidad de residuos que se genera cotidianamente sino, también, maximizar su aprovechamiento.

Reducir: significa disminuir la cantidad de elementos que se desecharán y constituye la solución más auténtica para los problemas ambientales. Este paso requiere de una transformación en los modelos de producción y consumo: a nivel del fabricante, exige la introducción de mejoras tecnológicas que optimicen el diseño, manufactura y empaquetado de productos, empleando un volumen mínimo de materiales y buscando una mayor vida útil; a nivel de los ciudadanos, demanda la modificación de los comportamientos de consumo hacia un perfil sustentable y una actitud responsable al momento de elegir y usar los productos de consumo.

Reutilizar: es aprovechar los elementos que ya han sido usados pero que aún pueden emplearse en alguna actividad secundaria. Como es lógico, cuantos más objetos se reutilizan menos recursos se gastan y menos residuos se producen. Tal es el caso de las hojas de papel que están escritas en una cara y son reutilizadas como borradores.

Reciclar: es el proceso por el cual los bienes fabricados, o los materiales utilizados para su fabricación, cuya vida útil terminó, son recuperados y nuevamente transformados en materiales o bienes útiles. El procesamiento de los elementos recuperados, que permite obtener productos reciclados iguales a los originales o fabricar otros diferentes, reduce la explotación de los recursos no renovables, permite ahorrar insumos y energía y resulta menos agresivo para el ambiente.

  • Elegir los productos que tengan menos envase y embalaje.
  • Priorizar los paquetes de cartón o papel y los envases de vidrio, que son menos perjudiciales.
  • Al ir de compras llevar carro o bolsa.
  • Optar por productos de tamaño familiar, ya que generan menos residuos por unidad.
  • Atender al etiquetado y elegir los productos envasados con material reciclado o reciclable y aquellos identificados como biodegradables.
  • Imprimir sólo aquello que sea estrictamente necesario, y utilizar las hojas en doble faz.
  • Evitar el consumo innecesario de papel y cartón, y reutilizarlos para otros usos.
  • Utilizar los neumáticos: como juegos de parque o vallas de seguridad.
  • Solicitar que no se envuelvan objetos comprados, a menos que sea indispensable.
  • Elegir accesorios personales y aparatos para el hogar que tengan larga duración y puedan ser reparados en caso de deterioro.
  • Separar el papel, aluminio, plástico, vidrio, materia orgánica, etcétera, para ser reutilizados o reciclados en forma casera o a través de circuitos externos.
  • Restos de alimentos: se pueden utilizar como abono orgánico
  • Plásticos: los vasos descartables pueden utilizarse como macetines. Muchos plásticos pueden reciclarse para su utilización en reemplazo de materia prima virgen para la elaboración de nuevos envases.
  • Botellas y otros productos de vidrio: se pueden reutilizar luego de lavados o se fabrican nuevas botellas mediante el reciclaje.
  • Envases tetra-brick: se utilizan para recuperar el papel o para planchas de aglomerado destinadas a confeccionar muebles y postes.
  • Escombros: se usan para relleno de terrenos, de caminos y para la construcción en general.
  • Maderas: para muebles, láminas o juguetes.
  • Restos de poda y de jardinería: sirven como abono.
  • Muebles y electrodomésticos rotos: se reparan o se recuperan los materiales.
  • Latas: se usan como macetas, portalápices o bien se recuperan los metales y reingresan a la cadena productiva.
  • Trapos y restos de ropa: pueden usarse para limpiar o tapar.
  • Huesos de animales: sirven como fertilizante o alimento para animales.

  • Ahorrar recursos.
  • Disminuir la contaminación.
  • Alargar la vida de los materiales a través de diferentes usos.
  • Ahorrar energía.
  • Evitar la deforestación.
  • Reducir considerablemente el espacio que ocupan los desperdicios al convertirse en basura.
  • Facilitar la recolección, transporte, tratamiento y disposición final de los residuos.
  • Ayudar a no producir las 25 toneladas de basura que cada persona acumula en su vida y hereda a sus hijos.

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